«Cuando suena el silbato, me escapo por 90 minutos, simplemente fútbol», esa canción de Ignacio Copani la escuché en el trabajo, el mismo día del juego contra Palmeiras por Copa Libertadores. Estaba feliz, volvía a la cancha por dos partidos seguidos en mucho tiempo.
Hay que remontarnos al partido del 31 de marzo, día del aniversario de San Cristóbal, victoria de Táchira ante Lara. Si es de tachar cada día de un calendario, debía tachar el día 778 sin ir a un juego del aurinegro.
Tarde soleada, partido a las 5:15, subir al estadio, cómo lo extrañaba. En el camino escuché «Me olvidé de vivir», de Julio Iglesias. Recientemente la había oído en el documental de Bilardo, pero la quería poner nuevamente, porque me había olvidado de vivir esos pequeños momentos que había vivido con mi viejo.
Llegando al estadio, compré la entrada para central, pero con una novedad, por primera vez tocó usar pago móvil para comprarla, toda la vida había sido en efectivo. Inmediatamente adquirí las de Libertadores. Ver salir al equipo nuevamente a la cancha, desde la tribuna donde fui por primera vez en 2003, fue maravilloso. Quedó la sensación de que se podía ver un espectáculo más vistoso, más bonito, pero aún así fue un rato agradable. Los goles llegaron en un momento donde lo necesitaba, un autogol de Diego Meleán provocado por Yerson Ronaldo. Y apareció el Rayo, Richard Figueroa, haciendo honor a su apodo, cabeceando en el área. Me alegré porque de verdad se lo merecía, se había destacado en partidos anteriores y no había podido marcar. También hay que decir que volvió la espumosa a Pueblo Nuevo después de casi dos décadas, evidentemente muchos aurinegros estaban felices en la tribuna. Un motivo más para seguir asistiendo.
Saliendo recordé a mi viejo, que afuera casi siempre me esperaba con una sonrisa en el carro. Me dio nostalgia, pero también felicidad, porque eso era lo que tenía, felicidad plena.
El miércoles ante Palmeiras era el día para volver a ver un partido con mi hermano en el estadio luego de 6 años. Fueron muchos en el palco de prensa, mientras él estaba en la tribuna. Más allá del resultado, de la manera en que se desarrolló el cotejo, la gente acompañó. Ese día pude ver en vivo y entender realmente porqué Palmeiras viene de ganar dos Libertadores seguidas, muy fiel a su estilo.Y sí, Palmeiras pasó a ser el único equipo en anotarle 4 goles o más a Táchira en dos partidos diferentes por Libertadores en Pueblo Nuevo (2006 y 2022). Internacional de Porto Alegre lo hizo en Beira Río (1980 y 2021)
Este sábado Táchira volverá a jugar en el Misael Delgado de Valencia, mismo escenario donde cayó ante La Guaira en la final absoluta del 2020. Para mí ese día fue «El último baile» y nadie me avisó. Nunca pensé que fue del último partido de Táchira que pude hablar con mi papá y que de consuelo me dijera que el aurinegro daba la vuelta en 2021, que estuviera tranquilo que así sería… y así fue. Son sentimientos encontrados, esos que tuve cuando volví a la cancha, un momento inexplicable. Y siguiendo con la canción que escuchaba en el trabajo «Mi alma contenta por noventa minutos, simplemente fútbol».