El 24 es por Miggy

Muchos se preguntarán por qué uso el 24 en mis usuarios en mis redes sociales, no tiene nada que ver con mi cumpleaños u otro acontecimiento de mi vida personal. Lo usé cuando jugaba béisbol, aunque no era de merecerlo, en la pelota el 24 pesa bastante. Y eso se lo podemos preguntar a José Miguel Cabrera Torres, quien terminó una carrera en la Gran Carpa con números excepcionales, un buen legado para las nuevas generaciones y esperamos que, en el próximo lustro, sea exaltado al Salón de la Fama y acompañe a Luis Aparicio como los únicos venezolanos en tener tan importante reconocimiento en ese sitial de honor ubicado en la villa de Cooperstown, Nueva York.

Me acuerdo de esos primeros años que empecé a seguir a los Tigres de Aragua con mi padre, aquella época de la dinastía. El béisbol se veía por Venevisión y Meridiano Televisión y las reseñas se leían en los periódicos como Líder y el propio Diario Meridiano. Miggy formó parte de esa era dorada de la divisa tigrera, jugó hasta la temporada 2007-2008 para luego ir a Tigres de Detroit, equipo con el que tuvo actividad hasta tomar la decisión de retirarse. Nunca pude verlo jugar en un estadio, algo que tenía pendiente.

A los 24 creí que podía ser un buen año, pero en lo personal fue un año difícil. Ver a Deportivo Táchira campeón fue como el mínimo consuelo a la pérdida mi papá, a quien recuerdo siempre en cada una de las cosas que hago. Tres años después llegó 2024, las dos últimas cifras son de mi número favorito. Ya he culminado el periodo de escolaridad en la Universidad de Los Andes y me queda la memoria de grado por presentar para obtener el título de licenciado en Comunicación Social. Espero cumplir ese propósito y tener otras experiencias diferentes, eso si la vida me lo permite.

Juan Román Riquelme nació un 24 de junio, al igual que Lionel Andrés Messi. Aunque me apasiona el fútbol, no es por eso. Eso sí, los admiro como futbolistas. Miguel Cabrera usa el 24 por Manny Ramírez, aquel beisbolista dominicano que jugó en Indios (ahora Guardianes) de Cleveland y Medias Rojas de Boston. Yo uso el 24 por Miggy.

Los libros que leí en 2023

Es la primera vez que hago una publicación con todos los libros que leí en un año. En 2023 leí más que en 2022 y pude conocer varios autores y contenido que no se promociona mucho en internet, o al menos el algoritmo en las redes sociales no muestra.

En 2024 la lectura será más frecuente, no solo por placer. Hay textos académicos por revisar y mucho por escribir. Despedimos el año de esta manera, contando mi experiencia en cada lectura. He leído de todo un poco, autobiografías, novelas, investigaciones, trabajos periodísticos, entre otros.

1.Once anillos- Phil Jackson y Huge Deleganty

Es la autobiografía del máximo ganador de la NBA como entrenador, 6 anillos con Bulls y 5 con los Lakers. El triángulo ofensivo es su filosofía. Aquí habla sobre cómo manejar egos y motivar a su equipo a buscar la victoria.

2.Piso para dos – Beth O’Leary

Una novela donde dos jóvenes comparten una misma habitación de Londres sin haberse conocido. Me llamó la atención de cómo la escritora usa dos narradores (Tiffy y Leon) y los llega enlazar en la historia sin llegar a aburrir.

3.Enfócate – Cal Newport

Sin lugar a dudas Cal Newport tiene una visión diferente sobre la productividad y cómo aprovechar el tiempo sin usar redes sociales. Él es docente universitario en el área de informática, investigador y escritor. Sus libros son muy citados en Estados Unidos. 

Descubrí a Newport en días en los que estuve desconectado, una chica de YouTube citó uno de sus libros, buscando màs información sobre “trabajo de profundidad”. En este libro explica la metodología de distintos personajes sobre cómo desarrollaron habilidades en su trabajo. 

Newport abrió su canal de Youtube para responder inquietudes sobre la productividad.

4.Jezabel – Eduardo Sànchez Rugeles

Sánchez Rugeles es para mí uno de los mejores escritores en su género, y es venezolano. Esta novela juvenil con algo de misterio, escenarios y cotidianidad venezolana, con un narrador, Alain,  que terminó siendo el villano de esta historia. Por cierto, vi la película en el Festival de Cine Venezolano en Mérida del año pasado, y pienso que tocaron lo más esencial del libro.

5.Mi vida- Benedicto XVI

Los primeros años de Joseph Ratzinger, desde su nacimiento hasta que fue nombrado cardenal en 1977. Luego de casi 28 años como cardenal, tras la muerte de Juan Pablo II,  fue elegido para ser Papa. Nadie llegó a una edad tan avanzada a ocupar ese cargo en la iglesia católica. Ahí cuenta las razones por las que estaba destinado a cumplir ese camino que recorrió.

6.Amor del bueno- María Isabel Sánchez

Amor de bueno es una recopilación que hace la periodista María Isabel Sánchez de historias de 10 parejas famosas, qué sacrificios y cómo fue para tener un “amor del bueno” en mucho tiempo… o tal vez en poco.

7.Los midas del Valle- Juan Carlos Zapata

Juan Carlos Zapata cuenta la historia de inversores venezolanos importantes en la década de los 80 y principios de los 90, dos de ellos son Juan Carlos Escotet y David Brillembourg. Habla de los riesgos que corrieron en el segundo período de Carlos Andrés Pérez como presidente y qué proyecciones tenía el Banco de Venezuela para ese entonces.

8.D10S es Argentinos – Hernán Russo Zyseskind

Este libro es una recopilación de la etapa de Maradona en Argentinos Juniors, su primer equipo (1976-1980). Jugó 166 partidos oficiales y en las páginas se puede conseguir las fichas técnicas de cada partido que disputó en esos años. Hay anécdotas y vivencias. Un gran detalle que recibí terminando el mes de abril y que tendrá un lugar especial en mi biblioteca personal.

9.Mientras escribo – Stephen King

King explica en esta obra cómo fue su vida hasta la publicación de este libro y su vocación por la escritura. Da algunos consejos y cuenta anécdotas, incluyendo cómo sobrevivió un accidente de tránsito cerca de su casa en 1999. 

“Escribir no es la vida, pero yo creo que puede ser una manera de volver a la vida. Lo averigüé en verano de 1999”.

10.El hombre en busca de sentido – Viktor Frankl

Este libro lo recomendó Verónica Chopité, coordinadora del Observatorio de Juventudes de Venezuela (Objuve), en un conversatorio del Bootcamp que tuvimos el equipo de El Bus TV en Mérida. 

Tomé varias notas, pero me quedó con una:

«Según la logoterapia, podemos descubrir el sentido de la vida de tres modos distintos:

1) Realizando una acción.

2) teniendo algún principio.

3) Por el sufrimiento.»

11. De qué hablo cuando hablo de escribir – Haruki Murakami

El escritor japonés daba distintos tips para escribir una novela (larga o corta) según su experiencia. Con 29 años en un partido de béisbol en Tokio tuvo su inspiración. Tuvo que salir de Japón para crecer en lo profesional, siendo extranjero creó grandes obras que impactaron en el mercado estadounidense.

12. Estoicismo cotidiano –  Ryan Holiday y Stephen Hanselman

Holiday y Hanselman repasan varias lecciones sobre Estoicismo escritas por Marco Aurelio y Séneca en la antigüedad, cada día del año es un mensaje diferente.

13. Irresistible – Adam Alter

Es un libro que habla de las adicciones de todo tipo y cómo nos pueden perjudicar. Alter se enfoca en el tema de las redes sociales. En el libro cita de trabajos de distintos investigadores sobre cómo se posicionaron ciertos productos en el mercado y cómo estudiaron el manejo de las masas para que no se resistieran a consumir esos productos.

14. La soledad de los números primos –  Paolo Giordano

Los números primos solo se pueden dividir entre 1 y por él mismo, no hay de otra. Paolo Giordano retrata en personajes (Mattia y Alice) sobre cómo vivir una amistad derivada por la soledad de ambos. De hecho, su relato es muy similar a  Piso para dos. Este libro me lo recomendaron en el curso de Crónica de Prodavinci y me gustó bastante.

15. La Sombra del Viento – Carlos Enrique Zafón

La historia de David Sempere en la búsqueda de tener conclusiones sobre el misterio del escritor de su libro favorito, Julian Carax, me ha dejado atrapado. Desde el principio ha sido muy buena la trama, esperemos que sea así al terminar. Fue un libro que me recomendaron estando en la oficina. 

13 de febrero: vendrán adversidades, tocará luchar

El 13 de febrero es un día muy particular en mi vida. En 2017 oficialmente era mi primer día en la ULA Táchira. Trabajé en la mañana con mi papá, bajé a almorzar a mi casa y luego y me tocaba tomar la Comix Tach antes de la 1:00 p.m. para llegar a tiempo. Al ritmo de la murguita del sur, canción de la Bersuit Vergarabat, iba en camino a la que todavía es mi casa, con ilusiones e inquietudes, empezando un momento que había soñado hace años atrás al momento de abrir este blog personal.

Me bajé en el Seguro Social, que queda por la parte trasera de la universidad. En vez de entrar por esa entrada donde se ubicaba el edificio D (donde tenía clases), subí hasta la entrada principal. Ya adentro me conseguí un buen amigo del colegio y le pregunté que dónde quedaba el edificio D y me dijo que debía cruzar el jardín botánico, justo a unos metros del comedor. Luego de la travesía, encontré el salón donde veía clases (llegué a tiempo, la clase empezaba a las 2:00 p.m.), y afortunadamente puesto en medio de tantos estudiantes en aquel momento, en la planta baja de aquel edificio con aires de modernidad, pero que lamentablemente ha sido víctima del hampa y de descuidos propios.

Aquí cuento el resto de la historia de aquella tarde que no terminó bien, pero me dejó una gran lección.

Cuatro años después, un 13 de febrero de 2021, no me imaginé que iba a ver por última vez a una de las personas que más quise, a mi papá. Tuvo la saturación muy baja y tuvimos que trasladarlo de emergencia al Hospital Central. Me mostró el pulgar arriba, diciéndome que todo iba a salir bien, esa fue la última imagen que me quedó de él. El 18 de febrero en la madrugada llamaron para decirme que falleció. Un dolor muy grande con el que me ha tocado que aprender a convivir. Un momento donde nadie te prepara ni te avisa. Donde muchas veces «apuñala la nostalgia» y solo queda resistir.

Un 13 de febrero estoy a punto de terminar un año académico luego de dos años y medio. La pandemia dio una estocada a todo el mundo, especialmente a las universidades públicas de este país. Fueron dos años y medio eternos, donde en algún momento pensé en tirar la toalla y rendirme, de sentir que nada tenía sentido, que había perdido todo. Pero un ángel me ha dado el temple necesario, me dejó un legado, una familia y ganas de seguir escribiendo; debo cumplir con seguir adelante, pese a todo, porque desde el plano celestial me ha recompensado.

El 13 de febrero me enseñó que la vida te va dar golpes, que nada será fácil, que te va a llevar a lo más bajo hasta hundirte, pero de ahí toca levantarse lleno de cicatrices y seguir poniendo el pecho hasta el final.

Y termino con el coro de Adelante, de Naiara: «Adelante por los sueños que nos quedan, adelante por aquellos que están por venir, porque no importa la meta, el destino la promesa de seguir»♫

Las cosas pasan por algo


«Las cosas pasan por algo y otras por algo no pasan», es una frase que llevo en la mente para tratar de entender cada momento en que vivo.

Mi mamá siempre nos ha enseñado cómo hay que tratar a los animales, ya que son seres vivos al igual que los humanos. Nos explicó que las mascotas necesitan atención y cuidado, si no lo tiene, no vale la pena tenerlas.

Antes de mis 24 años tuve la oportunidad de tener un periquito, , pero tuvimos que dárselo a alguien que podía darle cuidado, además de cuidar a unas mascotas de manera temporal.

En 2021 cambió mi vida. Recibí la dolorosa noticia del fallecimiento de mi padre, eso me dejó un gran vacío emocional en nuestro hogar. Dona, una perrita de mi prima, tuvo 4 cachorros, uno de esos macho. . Mi prima nos dijo que él sería parte de nuestra familia. Tras pensar en varios nombres, se escogió a Lucas para el de nuestro nuevo compañero. El nombre de Lucas fue escogido por mi mamá , es el que ella quería. Hago esta aclaratoria porque no fue pensado en el nombre de 3 argentinos campeones con el Deportivo Táchira a lo largo de su historia (Bovaglio, Trejo y Gómez), ya que alguna vez me lo preguntaron. Fue un nombre genuino.

La sensación de tener a mi primer perro solo la puedo comparar cuando me enteré en 2001 que iba a a tener un hermanito.

Lucas llegó para acompañarnos en un momento de soledad. Sin importar cómo nos fue en el día, nos da cariño y buscar estar con nosotros y jugar.

En algún momento quise tener un perro, y ahora que lo tengo entiendo lo que significa el amor a ellos, seres leales, fieles y nobles.

Las cosas pasan por algo. Le agradezco a la vida por haberme cruzado contigo en mi camino, Lucas.

¡QUE NO ME DESPIERTEN DE ESTE SUEÑO!

Robert Garcés, Yerson Ronaldo Chacón, Anthony Uribe, Robert Hernández, Maurice Cova celebrando el primer gol del partido. Foto: Cortesía

Cada vez que Táchira sale a jugar fuera de nuestro país hablamos de utopía, apenas 3 victorias fuera de Venezuela en 46 años lo demuestran. «¿Será que Táchira elimina a un brasileño en ida y vuelta en un torneo continental?, permítanme soñar». Si alguien sale a publicar eso, dirán que está loco, que tiene un exceso de optimismo, que debe bajarse de la nube. Pero hoy está permitido soñar a todos, que vivan esa realidad. Los titulares de este jueves 7 de julio van a decir que el Aurinegro eliminó a Santos , al tres veces campeón de Libertadores (junto a Palmeiras son los brasileños que más veces han ganado la Copa), finalista hace dos ediciones con un Yeferson Soteldo como referente. ¿Hoy la pasa mal? Es verdad, pero no podemos despreciar su historia por su mal presente.

Soñamos con jugar de tú a tú, de local y visitante, esta vez con un nuevo acompañante, con el VAR, herramienta que permitió convalidar el gol de Anthony Uribe al minuto 27, tras revisar una posible mano en campo propio de Robert Hernández, un posible fuera de juego y una posible mano del Matatán (la carta de gol y de entrega por estos colores). Víctor Hugo Carrillo y su asistente Jhonny Bossio le dijeron a Kevin Ortega, es gol. A celebrar momentáneamente, nos han dejado soñar. Luego expulsan a Rodrigo Fernández tras una entrada cerca del área a Robert Hernández, el Peixe se quedó con 10. ¿Quién diría que Táchira buscaría su clasificación con ventaja al descanso y superioridad numérica en Brasil? Había que seguir soñando, estaba cada vez más cerca.

En el segundo tiempo apareció la Virgen de la Consolación en el pórtico de Varela y el Santo Cristo acompañando a Restrepo, Ariano, Camacho y Marrufo para evitar la tromba del Peixe, que se jugaba la vida y se quedaba afuera. Marcos Leonardo igualaba, pero no le alcanzó para remontar.

¿Penales? Joder, pensar en penales cuando Táchira había errado cuatro penales en la temporada. Renny, Edder, Marlon y Rafa cobraron en ese hervidero de Vila Belmiro como si estuvieran en el patio de la casa jugando sus hijos en una tarde de ocio. Cristopher, el mismo que se equivocó contra Zamora en casa, contra Emelec, contra Academia, fue el mismo que le atajó a Goulart y a Barbosa, los dos que entraron por Santos durante el partido. Es bonito soñar y recordar el gol de Marlon en Caracas, pero ¿se imaginan verlo cerrar una tanda ante 20 000 torcedores sufriendo porque son los únicos brasileños en quedar afuera en fase KO en Libertadores y Sudamericana hasta el momento de estas letras? Qué sueño, qué sueño tan hermoso pero tan real. Qué realidad. Táchira está entre los ocho mejores de «La Gran Conquista» y eso escrito de momento ha quedado.

Por favor, no me desperten de este sueño, ¿se imaginan a Independiente del Valle o Lanús y jugarle de tú a tú como se le jugó a Santos? Déjenme soñar un rato más,. no me despierten todavía. Esos sueños que me hacen recordar que este equipo me hizo enamorar una vez, y el 6 de julio de 2022 lo hizo de nuevo. De creer que era posible hacer algo grande. Es inevitable todos los recuerdos que pasan por la cabeza. Si bien nada se comparará con lo que viví el 11 de diciembre de 2021 y el 15 de diciembre de 2020,. esto lo tendré en mi memoria.

¡Gracias, Táchira! Lo escribo como un aurinegro más, imposible hoy dejar de serlo u ocultarlo. Gracias por permitirme soñar de nuevo una vez más.