¡QUE NO ME DESPIERTEN DE ESTE SUEÑO!

Robert Garcés, Yerson Ronaldo Chacón, Anthony Uribe, Robert Hernández, Maurice Cova celebrando el primer gol del partido. Foto: Cortesía

Cada vez que Táchira sale a jugar fuera de nuestro país hablamos de utopía, apenas 3 victorias fuera de Venezuela en 46 años lo demuestran. «¿Será que Táchira elimina a un brasileño en ida y vuelta en un torneo continental?, permítanme soñar». Si alguien sale a publicar eso, dirán que está loco, que tiene un exceso de optimismo, que debe bajarse de la nube. Pero hoy está permitido soñar a todos, que vivan esa realidad. Los titulares de este jueves 7 de julio van a decir que el Aurinegro eliminó a Santos , al tres veces campeón de Libertadores (junto a Palmeiras son los brasileños que más veces han ganado la Copa), finalista hace dos ediciones con un Yeferson Soteldo como referente. ¿Hoy la pasa mal? Es verdad, pero no podemos despreciar su historia por su mal presente.

Soñamos con jugar de tú a tú, de local y visitante, esta vez con un nuevo acompañante, con el VAR, herramienta que permitió convalidar el gol de Anthony Uribe al minuto 27, tras revisar una posible mano en campo propio de Robert Hernández, un posible fuera de juego y una posible mano del Matatán (la carta de gol y de entrega por estos colores). Víctor Hugo Carrillo y su asistente Jhonny Bossio le dijeron a Kevin Ortega, es gol. A celebrar momentáneamente, nos han dejado soñar. Luego expulsan a Rodrigo Fernández tras una entrada cerca del área a Robert Hernández, el Peixe se quedó con 10. ¿Quién diría que Táchira buscaría su clasificación con ventaja al descanso y superioridad numérica en Brasil? Había que seguir soñando, estaba cada vez más cerca.

En el segundo tiempo apareció la Virgen de la Consolación en el pórtico de Varela y el Santo Cristo acompañando a Restrepo, Ariano, Camacho y Marrufo para evitar la tromba del Peixe, que se jugaba la vida y se quedaba afuera. Marcos Leonardo igualaba, pero no le alcanzó para remontar.

¿Penales? Joder, pensar en penales cuando Táchira había errado cuatro penales en la temporada. Renny, Edder, Marlon y Rafa cobraron en ese hervidero de Vila Belmiro como si estuvieran en el patio de la casa jugando sus hijos en una tarde de ocio. Cristopher, el mismo que se equivocó contra Zamora en casa, contra Emelec, contra Academia, fue el mismo que le atajó a Goulart y a Barbosa, los dos que entraron por Santos durante el partido. Es bonito soñar y recordar el gol de Marlon en Caracas, pero ¿se imaginan verlo cerrar una tanda ante 20 000 torcedores sufriendo porque son los únicos brasileños en quedar afuera en fase KO en Libertadores y Sudamericana hasta el momento de estas letras? Qué sueño, qué sueño tan hermoso pero tan real. Qué realidad. Táchira está entre los ocho mejores de «La Gran Conquista» y eso escrito de momento ha quedado.

Por favor, no me desperten de este sueño, ¿se imaginan a Independiente del Valle o Lanús y jugarle de tú a tú como se le jugó a Santos? Déjenme soñar un rato más,. no me despierten todavía. Esos sueños que me hacen recordar que este equipo me hizo enamorar una vez, y el 6 de julio de 2022 lo hizo de nuevo. De creer que era posible hacer algo grande. Es inevitable todos los recuerdos que pasan por la cabeza. Si bien nada se comparará con lo que viví el 11 de diciembre de 2021 y el 15 de diciembre de 2020,. esto lo tendré en mi memoria.

¡Gracias, Táchira! Lo escribo como un aurinegro más, imposible hoy dejar de serlo u ocultarlo. Gracias por permitirme soñar de nuevo una vez más.

La historia de El Dato de Reinaldo

El Dato de Reinaldo, por un tema de caracteres tuve que abreviarlo. Lo pueden encontrar así en Twitter, Instagram y Telegram.

Hablar sobre deporte es algo que siempre me ha gustado en gran parte de mi vida. Desde los 15 años (2012) empecé a escribir en este blog sobre los eventos que me llamaban la atención. Una década después tengo que apuntar en esta enorme libreta la historia de El Dato de Reinaldo, un espacio que surgió en medio de la curiosidad por saber más de mi club con el surgimiento de las estadísticas en el fútbol y el auge que tuvo Míster Chip durante el Mundial de Sudáfrica.

Podemos decir que un dato es «Información sobre algo concreto que permite su conocimiento exacto o sirve para deducir las consecuencias derivadas de un hecho«, según la Real Academia Española (RAE). Ese dato, y esa estadística es lo que publico. Todos tienen su trasfondo y su origen, y dependiendo del contexto será de utilidad para entender ese hecho en particular que está ocurriendo.

Seguramente han visto publicaciones sobre datos del Deportivo Táchira y La Vinotinto en una cuenta que se llama @ElDatoDReinaldo (tuve que ponerle así porque no me alcanzaron los caracteres tanto en Twitter como en Instagram) Si no han visto el contenido, los invito cordialmente ha revisarlo.

En mayo de 2010 creé una cuenta de Twitter para saber específicamente qué informaba Edmundo Kabchi, presidente del Deportivo Táchira en ese entonces, y para seguir las incidencias del Mundial de Sudáfrica. Alexis Tamayo, conocido en Twitter como @2010misterchip, fue innovador con el tipo de datos que publicaba acerca de los partidos. Marcó un antes y un después, ya no era solo ver el partido, era ir a su Twitter a revisar qué dato relevante sobre un jugador, club o selección se podía encontrar. Eso me pareció muy interesante. Posteriormente Eliezer Pérez, Javier Minniti y Daniel Quijada empezaron a publicar datos del fútbol nacional, aprovecharían la ventana para entonces de 140 caracteres para dar cifras de las jornadas. A nivel regional, Anderson Quiroz, llegó a publicar en varias oportunidades datos del Deportivo Táchira.

Suena muy bonito publicar y todo llevar datos, pero tenía que tener conocimientos de Excel, ese programa con hojas de cálculo que te permite realizar una infinidad de cosas y así entregar la información que ustedes al final ven en mis redes. Cuando estaba en tercer grado, quería trasladar las tablas de multiplicar a digital, pero yo copiaba todo en cada celda de forma manual. Mi papá cuando vio eso, me dijo que no era necesario copiarlo todo, y me explicó cómo usar las fórmulas para hacer las operaciones matemáticas para hacerme la vida más fácil. Sí, mi papá tuvo que ver mucho en El Dato de Reinaldo, pese a que no lo vio nacer.

Tenía nociones básicas de Excel cuando estaba en el colegio, pero no tenía un afán de llevar números. Lo que hizo que reviviera esa idea fue cuando empecé como anotador de béisbol. En un formato debía llevar estadísticas de béisbol menor para que posteriormente fueran recopiladas, pude conocer cómo era ese proceso y entender la responsabilidad que ameritaba. El estadio me queda a media cuadra de mi residencia, así que para mí no fue tan ´difícil agarrarle cariño a un deporte que practiqué y que seguí con mucha intensidad en los primeros años de adolescencia.

Javier Minniti y Eliézer Pérez informaron en octubre de 2014 que en San Cristóbal sería el primer Taller de Estadísticas Deportivas Aplicadas al Fútbol. Fue entre el 10 y 11 de noviembre. Estuve en el grupo de la tarde. Fueron dos días de mucho aprendizaje, porque aprendí las nociones que necesitaba como la recopilación y el manejo de la información, las fichas técnicas, entre otras. Y todavía faltaron cosas por ver, unas de ellas fue el manejo de Excel.

En 2015 vi un video de Míster Chip que me sirvió de utilidad. Ahí conocí cómo debían usarse los filtros para realizar consultas rápidas durante los partidos, cómo ordenar los ítems para organizar mejor la información, entre otras cosas.

Si es de hablar de uno de los datos que me sorprendió al momento de hacer una consulta fue los goles de Edgar Fernando Pérez Greco ante Zulia, ya que todos los goles se los anotó en la segunda parte y ninguno fue de penal. 8 goles le anotó el Flaco en total al cuadro petrolero.

Goles anotados de Edgar Fernando Pérez Greco a la camiseta de Táchira.

La otra consulta que generó un impacto fue al conocer al marcar Yerson Ronaldo Chacón ante Caracas y compararlo con la edad en la cual su padre le marcó a los capitalinos, para ello saque la restas de la fecha de nacimiento de cada uno con el momento del gol. El contexto y hecho novedoso es que ambos eran de los últimos jugadores menores de 20 años en marcar en Pueblo Nuevo al Rojo.

Hay otros datos que no puedo verificar al instante, porque es muy complejo hacerlo en el momento, dependiendo del ítem para analizar. Así como tengo ordenado el ítem de goles, veáse de la imagen anterior de Edgar Fernando Pérez Greco, también tengo ítems (fecha, tiempo, rival, estadio, árbitro entre otros) para los jugadores cuando reciben tarjeta roja, para los cobradores y atajadores de penales. Y por supuesto para lo más importante, los partidos.

Llevo 7 años reuniendo información, fichas técnicas, y datos en Excel. Siempre hay que verificar, siempre hay algo nuevo que agregar, nunca puedo decir «terminé», y eso es lo interesante. Hasta 2021 publicaba en mi cuenta personal, por entonces @reinaldod24, hasta que en octubre le cambié el nombre a @ElDatoDReinaldo. Una idea que surgió de mis compañeros de Radio Sport en ese entonces, (Luis Anaya, Joao Sepúlveda, Mario Lozada, Osmar Cáseres, Daniel Ortiz, Francisco Molina, Rossy Reyes, Jesús Rodríguez y Florangi Morales). y la cual acepté con mucho gusto, porque le daba más fuerza a mis publicaciones.

No soy el único que lleva datos y estadísticas del Deportivo Táchira. También hay que reconocer el trabajo de William Mendoza, Mino Fevoli, José Juan Zambrano, José Gómez, Ricardo Díaz, William Fernández, Manuel Cardozo, Carlos Sánchez ( cifras DTFC), Anderson Quiroz. Y me perdonan por si se me pasa alguno. Cada uno dejando su huella.

No sé cuál será mi techo y cuánto tiempo le dedicaré más a esto, solo sé que lo estoy disfrutando.

¡Qué lindo fue volver a la cancha!

«Cuando suena el silbato, me escapo por 90 minutos, simplemente fútbol», esa canción de Ignacio Copani la escuché en el trabajo, el mismo día del juego contra Palmeiras por Copa Libertadores. Estaba feliz, volvía a la cancha por dos partidos seguidos en mucho tiempo.

Hay que remontarnos al partido del 31 de marzo, día del aniversario de San Cristóbal, victoria de Táchira ante Lara. Si es de tachar cada día de un calendario, debía tachar el día 778 sin ir a un juego del aurinegro.
Tarde soleada, partido a las 5:15, subir al estadio, cómo lo extrañaba. En el camino escuché «Me olvidé de vivir», de Julio Iglesias. Recientemente la había oído en el documental de Bilardo, pero la quería poner nuevamente, porque me había olvidado de vivir esos pequeños momentos que había vivido con mi viejo.

Llegando al estadio, compré la entrada para central, pero con una novedad, por primera vez tocó usar pago móvil para comprarla, toda la vida había sido en efectivo. Inmediatamente adquirí las de Libertadores. Ver salir al equipo nuevamente a la cancha, desde la tribuna donde fui por primera vez en 2003, fue maravilloso. Quedó la sensación de que se podía ver un espectáculo más vistoso, más bonito, pero aún así fue un rato agradable. Los goles llegaron en un momento donde lo necesitaba, un autogol de Diego Meleán provocado por Yerson Ronaldo. Y apareció el Rayo, Richard Figueroa, haciendo honor a su apodo, cabeceando en el área. Me alegré porque de verdad se lo merecía, se había destacado en partidos anteriores y no había podido marcar. También hay que decir que volvió la espumosa a Pueblo Nuevo después de casi dos décadas, evidentemente muchos aurinegros estaban felices en la tribuna. Un motivo más para seguir asistiendo.

Saliendo recordé a mi viejo, que afuera casi siempre me esperaba con una sonrisa en el carro. Me dio nostalgia, pero también felicidad, porque eso era lo que tenía, felicidad plena.

El miércoles ante Palmeiras era el día para volver a ver un partido con mi hermano en el estadio luego de 6 años. Fueron muchos en el palco de prensa, mientras él estaba en la tribuna. Más allá del resultado, de la manera en que se desarrolló el cotejo, la gente acompañó. Ese día pude ver en vivo y entender realmente porqué Palmeiras viene de ganar dos Libertadores seguidas, muy fiel a su estilo.Y sí, Palmeiras pasó a ser el único equipo en anotarle 4 goles o más a Táchira en dos partidos diferentes por Libertadores en Pueblo Nuevo (2006 y 2022). Internacional de Porto Alegre lo hizo en Beira Río (1980 y 2021)

Este sábado Táchira volverá a jugar en el Misael Delgado de Valencia, mismo escenario donde cayó ante La Guaira en la final absoluta del 2020. Para mí ese día fue «El último baile» y nadie me avisó. Nunca pensé que fue del último partido de Táchira que pude hablar con mi papá y que de consuelo me dijera que el aurinegro daba la vuelta en 2021, que estuviera tranquilo que así sería… y así fue. Son sentimientos encontrados, esos que tuve cuando volví a la cancha, un momento inexplicable. Y siguiendo con la canción que escuchaba en el trabajo «Mi alma contenta por noventa minutos, simplemente fútbol».

2021: Aunque los sueños se me rompan en pedazos

«Aunque los sueños se me rompan en pedazos… resistiré», así termina la canción «Resistiré», que canté en la madrugada del jueves 18 de febrero, cuando me enteré que mi papá dejaba el plano terrenal. Resistiré , en la versión de David Bolzoni, se convirtió en un mantra en los momentos difíciles, su letra lo deja en evidencia.

No creí que el 2021 iba a empezar de una manera de despedida. En 2020, afectados por la pandemia, no pude seguir con la universidad, ya que no había posibilidad de regresar a clases tan pronto. Por un lado estaba tranquilo, porque podía ayudar a mi papá en el negocio familiar en la mayor parte del tiempo. Entre abril y junio nos quedamos en casa porque había confinamiento extremo, pues mi papá salía a trabajar y nos tocaba quedarnos. Ya de junio en adelante asistí al trabajo con todas las medidas de bioseguridad que requerían. Con poca información del coronavirus al respecto, todo era engorroso.

En octubre volvió el fútbol local, mi distracción y también mi pasión. Deportivo Táchira jugaba el torneo Normalización en Barinas, y nos tocaba que seguirlo detrás de una pantalla o escuchando una radio. En la mañana en la oficina y en los días de juego relatando o haciendo máster, porque así tocó la distribución. del grupo en 94.1. fm. El comentario después del partido no podía faltar, así estuviésemos tristes y contentos. Solo un partido no pudimos transmitir por problemas técnicos, fue el Táchira 1 Metropolitanos 0, vimos los dos el partido en casa en la tele del cuarto, fue el último. Los demás si me tocó ir a la radio. Táchira llegó a la final con La Guaira, después de ser líder en el grupo B. Salí de ese martes de la oficina con fe, porque este equipo repleto de jóvenes nos hizo creer que la posibilidad estaba viva una vez más. Termió el partido con derrota, los goles de Charlis y Chapa robaron la ilusión. Mi papá llamó a Joao, cabeza de grupo, en agradecimiento por el trabajo. Cuando me llegó a buscar en El Pinar, lo vi llorando felicitándome, porque habíamos hecho un gran trabajo, habíamos transmitido emociones durante el semestre. Yo pues no estaba de ánimos, pues Táchira volvía a perder una final, pero él consolándome me dijo: «Rei, no se ponga así, este equipo con jugadores de más experiencia,con estos chamos en mejor nivel, y con Juan Domingo nuevamente, Táchira será campeón el año que viene». Yo en ese momento no comenté nada camino a casa, simplemente llegué a dormir, entendiendo que tenía que esperar el año que viene para ver a Táchira competir, la deportividad permite eso.

A final de año agradecí a Dios, por tener salud, por tener a mis padres vivos, en medio de un 2020 complicado, por tener a mi familia unida.

En 2021 cumplía 24 años, las expectativas eran muy altas, En enero estuve colaborando en la emisora con lo de la Vuelta al Táchira, fue una experiencia diferente. Mi papá me acompañó por única vez en una cabina de radio, vio el trajín que llevaba de atender las llamadas. Y me comprendió, yo en parte estaba feliz porque estaba ahí, bancándome como siempre. Pasamos días tranquilos en el hogar, nada por qué preocuparse.

En febrero enfermó, llegó el virus, no pude abrazarlo, y el golpe no lo asimilaba. Pasaban los días y me sentía derrotado, angustiado, preocupado. Desde el 6 de febrero me tocaba verlo a metros de distancia, no podía abrazarlo y solamente me quedaba decirle «recupérate pronto, nos haces falta». Esa semana trabajé arduamente, le dije a mi papá que no se preocupara, que todo saldría bien, él sabiendo que se quedaba en casa me dijo el 11 de febrero: «hijo, yo lo voy a recompensar». Yo le dije: «lo único que me va a recompensar es que te levantes de esa cama y me acompañes a la oficina». El sábado 13 de febrero en la tarde noche, debió salir al hospital por tema de óxigeno. Fueron días complicados para mí, días difíciles y muy grises. Ese día vi por última vez a mi papá. Cuando entró nos mostró el pulgar arriba y nos daba la tranquilidad de que podía salir pronto. El miércoles 17 pasé un mal rato, que recordarlo me da rabia y sentimiento de derrota. Porque hice lo que pude por mi viejo, y jugaron con eso. Esa parte la quiero dejar hasta allí porque fue muy lamentable. Ese día me dormí con mucha tristeza sin saber que la noche fuera tan larga. Amaneció el 18 de febrero y todo cambió para siempre.

Me costó asimilar que mi papá ya no estaba físicamente. Salir a trabajar y saber que no iba a entrar a la oficina preguntándome qué novedades hay, a quién contarle sobre lo que pasaba en el fútbol, que él me comprendía. Que no iba a estar en mi cumpleaños en marzo, ni íbamos a pasar un Día del Padre juntos, como siempre lo habíamos hecho.

Pasaron los días, volví a estudiar mientras trabajaba, me costó adaptarme a estas circunstancias. Afortunadamente avancé una parte en lo académico. Seguí trabajando, seguí haciendo radio. Transmití Copa América, Eurocopa, y el torneo local con Táchira. Estuve asistiendo al estadio como mínimo una vez al año durante más de una década y decidí no hacerlo esta vez. Primero por cábala, una corazonada me decía que por primera vez sin ir al palco de prensa desde que soy acreditado podría pasar lo que estaba anhelando, y segundo porque me iba a sentir vacío sabiendo que saldría de Pueblo Nuevo sin mi papá esperándome, y eso formaba parte de mis días viendo fútbol.

Me aferré como nunca a esas palabras del 15 de diciembre del año pasado, me ilusioné hasta el final, tenía un motivo para creer que Táchira iba a dar la vuelta. Nunca fue fácil. El 1 de diciembre después de esa derrota de Táchira ante Lara en el Farid Richa, lo dejaba prácticamente con las opciones de ganar y ligar. Mientras existiera el chance, seguía creyendo le decía a cualquiera con el que conversaba esos días. Me enfundé la aurinegra en cada partido del hexagonal, lo vivía como si fuera el último. Luego de la victoria de Táchira con doblete de Góndola, miraba el Monagas – La Guaira y pensaba: «Aquí tiene que ser, me niego a ver a Táchira afuera antes del 11 diciembre». Grité los goles de Riasco y Cumana como un hincha más de La Guaira, Estaba temblando y conmovido, esperando a que terminara el juego y poder decir «Táchira está en la final». Cuando terminó agradecí, y miraba la foto de mi papá, porque sé que me hubiese dicho: «Hay que tener fe», inevitablemente lloré. El día de la final contra Caracas, me tocó ver los penales desde un celular y la ansiedad fue mayor. Cuando Marlon anotó el penal ganador, no creía que Táchira había salido campeón, hasta que vi el banner con el escudo diciendo «campeón 2021», ahí no aguanté el llanto. Era la primera temporada sin mi viejo, y solo me quedaba abrazar el portarretrato de mi papá. He estado en el estadio en la séptima, en la octava, pero ninguno como celebrar la novena sufriendo detrás de una pantalla, por todo lo que atrevesé, porque fue una manera de encontrarme con mi viejo aunque sea por un rato, porque no importa las circunstancias, siempre lo llevaré conmigo. Ese momento para mí quedará para toda la vida. Las palabras que no le quise prestar mucha atención, fueron escuchadas. Él me lo dijo y se dio, como todas las veces que cumplió con su palabra, porque realmente con él no me faltó nada, ni cariño ni lo material. Fue un papá ejemplar en todos los aspectos. Con sus virtudes y sus defectos dio lo mejor de él, y eso me hace sentir orgulloso.

La imagen que más me conmovió en el año, la selfie más atípica porque fue un momento de sentimientos encontrados. Yo con la aurinegra de mi papá puesta, minutos después de la tanda de penales.

Este 2021 asumí un reto personal, me cambié el nombre de mi cuenta de Twitter a @eldatodreinaldo, porque sentía que debía darle un sentido profesional para poder compartir una pasión que me quedó marcada para siempre, y que sé que desde arriba él estará contento, porque todo es en su memoria.

El 2021 me dio una lección de vida importante, Dios aprieta pero no ahorca. Por más de que las dificultades existan, siempre hay una luz al final del túnel, y hay que luchar por llegar a donde esté esa luz.

En el 2021 los sueños se me rompieron en pedazos, y me toca que recogerlos y unirlos para volverlos a construir de la mano de él (Amos David).

Solo le pido a Dios que permita vivir el 2022, solo vivirlo. Solo él dispondrá de mis planes.

Perder un ser querido en pandemia

Desde que empezamos a cubrirnos con el tapabocas  ha sido difícil para todos, ya que cambió nuestra rutina diaria, especialmente para aquellas familias que formaron parte de las estadísticas de las víctimas de COVID-19, una de esas fue la mía. El virus cambió mi vida y hoy escribo desde mi experiencia.

Es difícil saber en qué lugar se adquiere este virus, solo se sabe cuando una persona manifiesta los síntomas que se han indicado en los distintos portales de salud. El detalle aquí es que no todos los organismos son iguales y dependiendo de las afecciones que tenga la persona, el virus llega con mayor carga al cuerpo.

No nos podemos confiar de nadie, ni siquiera de nuestros familiares más cercanos. No sabemos realmente quién lo porte, porque no es visible.  Las personas de edad avanzada y/o con enfermedades persistentes, son las más vulnerables a este virus; es por ello que reiteradamente recomiendan evitar estar en reuniones, porque en las aglomeraciones se encuentra el mayor foco de contagio.  No solo es superar la enfermedad, también es superar las secuelas que ésta genera, que pueden ser temporales o prolongadas.

Mi padre salió positivo y empezó su tratamiento. Pese a que los valores generales estuvieran en los niveles normales en algún momento, la saturación no llegó a estabilizarse en el nivel que se requería. Hicimos lo humanamente posible para que pudiera realizar su tratamiento al pie de la letra, no tenemos nada que reprochar. Sé que desde el cielo está muy pendiente de nosotros.

Han sido días difíciles para mí y mi familia por la pérdida de mi padre. Más que un gasto económico importante, también ha sido un desgaste mental. Deja preocupación en todos los sentidos, no solo por el dolor, sino también por el temor a que el virus vuelva a llegar a nuestro hogar.

Los objetivos siguen siendo los mismos que me he propuesto con él en vida, como poderme graduar de Comunicador Social en mi querida Universidad de Los Andes y ahora se le suma seguir con el negocio familiar, al cual mi papá  consideraba como un hijo y le dedicó casi 13 años de su vida.

Solo pido a cada persona que llegue a leer esto que valore cada momento que comparta con sus familiares, cuídenlos, protéjanlos, escríbanles a los que estén lejos, salgan a lo necesario. Un abrazo fuerte para todos.

Papá, cada publicación que escriba en este blog, que muchas veces leíste, de ahora en adelante será en tu memoria. Desde hace nueve años que está activo, me sirvió de inspiración en el bachillerato y me abrió puertas que nunca imaginé que iban a abrirse.

Sé que vamos a superar juntos todo lo que se avecine, porque sé que me vas a estar acompañando. Solo pido tu bendición.